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B.B Warfield (1851 – 1921) El león de Princeton. 

 Benjamin Breckinridge Warfield fue uno de los eruditos americanos más importantes del  cristianismo Evangélico conservador. Sus obras son tan revelantes en nuestros días como lo fueron en sus días, han sido re imprimidas a lo largo del siglo XX y todavía forman parte de los libros de textos que muchos seminarios usan en sus currículos teológicos, sobre todo en los seminarios conservadores.  

Warfield es conocido por sus obras sobre “La Persona y la Obra de Cristo” , “La Inspiración de la Biblia”  y “Perfeccionismo”, Durante su época, la erudición de Warfield fue tal que no tuvo rival en estos temas.

 Sobre su vida personal, según nos cuenta Roger Nicole en su artículo “B. B. Warfield y el Avivamiento Calvinista” * A penas estando Warfield y su esposa en su luna de miel, su esposa fue golpeada por un rayo durante una tormenta que la dejó paralitica por el resto de su vida. Uno de los testimonios que nos dejó Warfield, fue precisamente el amor, la dedicación y el cuidado que le ofreció a su esposa hasta que ella murió en el 1915, y seis años más tarde murió el propio Warfield en el 1921. Debido a que su esposa estaba inválida, Warfield pasaba la mayoria del tiempo en su casa cuidandola. No asistió a muchas reuniones importantes de su denominacion La Iglesia Presbiteriana (Asambleas Generales) para no alejarse de su casa y dejar a su esposa al cuidado de otros.

Hay que destacar que la muerte de Warfield marcó un periodo difícil para el cristianismo conservador protestante o evangélico ya que en un periodo de nueve meses entre el 1920 y el 1921 murieron también los teólogos conservadores Herman Bavink y Abraham Kuyper, añadiéndose también a la lista, Benjamin B. Warfield en el 1921.

 Fue ordenado al ministerio en la Iglesia Presbiteriana U.S.A. fue Pastor y profesor de seminario. Aunque se le conoce mas como profesor que como pastor.

Socialmente, Warfield nació en una familia adinerada en Kentucky la cual también  tenían esclavos como parte de sus propiedades, a pesar de esto, él apoyó la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos.

Fue llamado a enseñar Nuevo Testamento en el Western Theological Seminary, localizado en Pittsburg.

 Aparte de enseñar en el Western Theological Seminary, llegó a ser maestro en el Seminario Teológico Princeton de donde se había graduado anteriormente.   

 Sus contribuciones mas importantes al cristianismo conservador fueron en las áreas de la Inspiración y la Inerrancia de la Biblia. Sus escritos ayudaron a muchos cristianos a entender conceptos tales como inspiración, revelación, autoridad, y canon. Todo desde el punto de vista conservador.  A tal punto que la doctrina de la Inerrancia de la Biblia se le atribuye como una invención de Wardfield y de Charles Hodge, quien habia sido su maestro. 

 La influencia de Warfield en estas disciplinas es tal que aún hoy en día, cualquier estudiante serio que desee profundizar en las áreas de la inspiración de la Biblia, la Inerrancia y en la autoridad de la Biblia, tiene que incluir a sus  escritos en su estudios e investigación.

 Es interesante notar que tanto Warfield como James P. Boyce fueron estudiante de Charles Hodge. Recordemos que James P. Boyce fue el teólogo Bautista del Sur, quien posteriormente fundó el Seminario Teológico Bautista Southern. Ambos, Warfield y Boyce se graduaron del Seminario Teológico Princeton pero en épocas diferentes. Boyce anterior a Warfield.

Gresham Machen, otro cristiano líder conservador quien también fue contemporáneo con Warfield dijo durante su funeral que al sacar el cuerpo de Warfield de la capilla del seminario de Princeton, también se iba tral el,  el antiguo Princeton conservador. Es decir, que Princeton estaba a salvo de las corrientes liberales mientras Warfield estaba en el seminario enseñando. Posteriormente a su muerte, de hecho comenzaron a infiltrarse corrientes liberales al seminario y Princeton se convirtio en una institucion liberal, hasta que posteriormente años despues fue rescatada por los neo conservadores influenciados por las enseñanzas de Karl Barth.

Debido a la fuerte resistencia intelectual que Warfield ejercía contra las corrientes de la teología liberal de su epoca, las cuales  amenazaban a Princeton, él llegó a ser conocido como “Él león de Princeton”.

Si ud desea profundizar en sus conocimiento acerca de la inspiración de la Biblia, la formación del canon Bíblico, le recomiendo su libro: “La Inspiración y Autoridad de la Biblia”. Es quizás su libro más leido. 

 Warfield también fue un erudito en temas de historia de la iglesia, Calvino, política y pólizas de los grupos  reformados y presbiterianos en general. Otro gran líder influyente del Cristianismo fue John Stott (1921 – 2011) natural de Inglaterra, quien admitió que fue precisamente este libro de Warfield anteriormente mencionado, uno de los libros que más influenciaron su vida y pensamiento teologico.

 La premisa de Warfield era que: “Si perdemos de vista la Biblia de Jesús, perderemos de vista al Jesús de la Biblia”. Es decir, que la iglesia debe tener la misma actitud que Jesús tenía hacia la Escritura. Si no, al final, perderemos el concepto Bíblico con el cual Dios nos revela a Jesús, y lo substituiremos por un Jesús no bíblico. En otras palabras, no real.

 Según Warfield, el cristiano debe de tratar la Biblia como mismo Jesús y los apóstoles trataron a la Biblia. Es decir, así como vemos en la Biblia que la Biblia era la apelación final en la cual se resolvía toda disputa y desacuerdo respecto a Dios y a los hombres, lo mismo debemos de hacer los cristianos hoy en día. Tener a la Biblia en la misma estima y autoridad. Tanto para Jesús, como para los apóstoles, la Biblia es la autoridad final porque ella es la Palabra de Dios. Y lo que la Biblia dice, es lo que Dios dice.

 Estas doctrinas demuestran y resumen la batalla espiritual, doctrinal y teológica en la cual Warfield estaba envuelto.  Tambien fundó la publicación “presbiteriano y reformado” como una plataforma en la cual debatia sus ideas conservadoras con los proponentes liberales de su época.  

 Aunque Warfield creía en que cada palabra de los manuscritos originales era inspiradas por Dios, no obstante, él no se suscribía a una inspiración mecánica o dictada. Sino que Dios usó la personalidad, el estilo y el lenguaje de cada escritor bíblico según su voluntad. Pero el resultado final es la Palabra de Dios en diferentes estilos y niveles de lenguajes y vocabularios.

 Finalmente, algunos tienen contra Warfield que él fue un acérrimo casacionista. Como tal, creía que los dones de milagros y muchas de las manifestaciones sobrenaturales y de portentos que vemos en el N.T cesaron con la muerte de los apóstoles.   

 Otra critica que algunos otros le hacen es que él creía que las evidencias del cristianismo son tan fuertes y tan claras que hacen al cristianismo fácil de entenderse y aceptarse por cualquier persona que tuviera una mente objetiva y abierta a la fuerzas de dichas evidencias. Hay que aclarar que Warfield, basaba esto en la fuerza con la cual Dios había Revelado su Palabra y a su Hijo, Jesús.    

 Esta forma de pensar creó una separación entre Warfield y algunos de sus colegas conservadores tal como J. Greshan Machen y especialmente el teólogo y apologeta ultra conservador Cornelio Van Til, del Seminario Teológico Westminster. Tanto Machen como Van Til argumentaban que en ningún momento el incrédulo está en capacidad de ser guiado a la luz de la verdad basándose solo en su interacción con la Revelación de Dios por muy fuerte y abundante que sean las evidencias de la revelacion de Dios.

 Otros tambien lo acusaron de haber mostrado cierta simpatía por le teoría de la evolución de Charles Darwin. Dando a entender que Dios pudo haber usado la teoría de la evolución como vehículo en la Creación.

 No obstante, debido a su increíble erudición, conocimiento y dominio de los temas, Benjamin Warfield se convirtió en un punto de referencia imprescindible para el cristianismo conservador del siglo XX y aún hoy en día en materias de Revelación, Inspiración, Canonnicidad, Autoridad Bíblica e Inerrancia.

* Grandes Lideres de la Iglesia, Editorial Vida, 1998, pag. 344.