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Introducción

Es muy difícil poder ser cristiano y no saber nada sobre el mejor sermón predicado en la historia de la humanidad. Me estoy refiriendo al Sermón del Monte. Una serie de enseñanzas que nos regaló nuestro único y suficiente Salvador el Señor Jesucristo. En el Evangelio según Mateo, comenzando desde el capítulo 5 hasta el capítulo 7 tenemos en documento conocido como el famoso Sermón del Monte dado por Jesucristo. En estos tres capítulos, podemos sumergirnos durante todas nuestras vidas y, aun así, se nos va a ser imposible poder entender completamente las palabras de Jesús. Esto no quiere decir que no tengamos ningún conocimiento del sermón. Pero más bien, es una referencia a la grandeza de su enseñanza.

El propósito de este artículo es poder observar un área educativa de este famoso sermón. Esa área será el área de la ética cristiana que podemos observar en dicho sermón. Aunque en los tiempos de Cristo la palabra ética no existía, lo que nos dice que es algo difícil poder realizar una conexión a una ética contemporánea. Pero, aun así, este artículo se va a enfocar en como observar tres áreas a luz de esta enseñanza de Jesús tan famosa. ¿Cuáles son esas tres áreas que estaremos observando? A luz del Sermón del Monte, estaremos meditando en estas tres áreas desde el punto de vista ético; las ideas buenas y validas del mundo, la ética cristina según el sermón y por último la formación de la imagen de Cristo en el sermón.

Las ideas del mundo: Buenas y Válidas

Aunque el vocabulario en los tiempos de Jesús era diferente comparado al vocabulario contemporáneo de hoy en día. El ser humano no ha cambiado mucho, desde el punto de vista moral. Es decir, seguimos siendo igual de pecadores en aquellos tiempos y en estos. Es en eso que esta sección del articulo será enfocado. La similitud de moralidad entre ellos (los del tiempo de Jesús) y nosotros en tiempos modernos. Porque podemos concluir, que, a luz del mundo, las cosas no han cambiado de lo mucho, entre ellos y nosotros.

¿Qué quise decir con la última oración? Básicamente, que los seres humanos aún continúan comportándose de la misma forma moral/éticamente delante de un Dios santo. Los humanos siguen tratando de agradar a Dios con sus méritos. Es clarísimo que ese era el problema en los tiempos de Cristo y en los tiempos contemporáneos. Eso es lo que lleva a la sociedad mundana a sentirse “justificado” delante de un Dios santo que no tiene participe con nada que es pecaminoso e inmoral. ¿Pero qué eso es lo que intenta el mundo antiguo y moderno para agradar a Dios?

Obras, virtudes, méritos, decoros, tareas, labores, ocupaciones y la lista de sinónimos puede continuar hasta agotar la lengua latina. En los tiempos de Cristo el mundo creía que realizando méritos podían ser justificados éticamente delante de un Dios santo. Sus “buenas obras” serian lo suficientes para poder suplir la salvación para la persona. Por otra parte, la valides de estas “buenas obras” eran dadas por otros legalistas más grandes, los lideres religiosos de dicha generación. Estos líderes religiosos se validaban a sí mismos de la misma forma. Con méritos, rituales y tradiciones. ¡En los tiempos de hoy no hay mucha diferencia! Cuando entrevistas a cualquier persona del mundo y le preguntas una simple pregunta la respuesta 99% de las veces será la misma. ¿Qué pregunta es esa? La siguiente, ¿te consideras una buena persona? ¡Si, me considero una buena persona! Es lo que siempre oirás. Cuando continuas y preguntas. ¿Por qué? La lista de méritos es interminable. ¡Esto no podría estar más en contra con lo que educa Cristo en el Sermón del monte!

La ética cristiana según el Sermón del Monte

En esta sección del articulo vamos a continuar hablando sobre la ética a luz del Sermón del Monte. En esta sección, veremos, como lo que educa el sermón es completamente opuesto a lo que piensa el mundo que es bueno y valido delante de Dios. Cristo entiende clarísimamente el problema esencial del ser humano. Y ese problema es el pecado. Ese pecado ha sido distribuido entre generaciones a generaciones hasta llegar a nuestro padre Adán. Es como si fuera una genética que nos identifica a todos con Adán y su caída en el Jardín del Edén (Gen. 3). En las palabras de Agustino, “para ser pecadores, solo tenemos que existir.”

Debido a ese pecado que todos tenemos es que surge el problema hablado en la primera sección del artículo, desear justificarnos por nuestros méritos. A lo que Jesús grandemente refuta en el Sermón del Monte. Dice Jesús en Mateo 5:21-22,

“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.”

¡Es bien claro como el agua! No hay nada que puedas hacer para justificarte delante de Dios. Dios observa nuestros pensamientos y nos toma en cuenta cada uno de ellos. ¿Qué le está diciendo aquí Jesús a toda esta gente (ellos y nosotros) que creen que pueden ser salvos por sus propias obras? ¡De ninguna manera podrás justificarte de ese modo! Necesitas desesperadamente a una justificación que está fuera de tu esencia. Y esa justificación, ¡Soy Yo!; dice, Jesús.

Formación de la imagen de Cristo

Sin duda alguna, la formación que vemos de la imagen de Jesús en el Sermón del Monte es una de autoridad y de deidad. Miremos lo que dice en el inicio de este sermón Mateo como su introducción. Dice Mateo 5:1, “viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.” ¿Qué nos está comunicando aquí Mateo con esa introducción? A luz de la plenitud del sermón Mt.5-7, podemos concluir que la imagen que vemos en Mt.5:1, es la de una persona con mucha autoridad y que es mayor que Moisés. Me explico, aquí podemos ver una imagen simbólica de Jesús subiendo a un monte, igual que Moisés cuando Dios le da las Tabletas en el monte de Sinaí. Jesús enseña sobre los Diez Mandamientos de una forma aún más expandida y profunda. Es decir, Jesús tiene la autoridad de poder expandir los Mandamientos de una forma que solo Dios puede hacerlo. Es por eso por lo que Él dice “se les ha dicho, pero Yo les digo.” Moisés tenía autoridad sobre el pueblo de Dios. Pero Jesús tiene aún más autoridad que Moisés porque Jesús es mayor que Moisés. Y de esta forma podemos ver como la imagen autoritativa de Jesús sobre sale en el Sermón del Monte. Es por eso que el autor del libro de Hebreos sobre salta este realidad, en Hebreos 3.

Conclusión 

En conclusión, el Sermón del Monte es uno de los eventos más estudiados y apreciados con respecto a las obras de Jesucristo.  En este monográfico hemos visto tres aspectos éticos a luz de este glorioso sermón.  Por una parte, hemos visto como el mundo percibe justificación y valides delante de un Dios santo. Continuando, como a luz de la enseñanza del sermón, esa primera sección es completamente errónea cuando entendemos la ética cristiana presentada por Jesús.  Para finalizar, como la imagen de Jesús se muestra de una forma autoritativa durante todo el sermón apuntando a Su deidad y Su persona.  Es mi oración que este articulo haya sido de edificación y bendición para todos los lectores.

Noel Morera, M.Div, es pastor de la iglesia Northside Baptist Church en Hilaeah, Florida. www.northsideenglish.com y graduado del Southern Baptist Theological Seminary. Junto a su esposa Deilyb tiene 3 niños.